“El Bombo Manchego”
Es la única casa rural en donde se puede disfrutar de un auténtico bombo manchego para uso de los huéspedes. Su construcción consiste en grandes muros de piedra sobre piedra caliza en ausencia de argamasa (u otros materiales) para su cohesión, y su acabado interior tiene forma de cúpula abovedada.
Estas características hacen que este tipo de construcciones históricas sean únicas y singulares. Además la Casa Rural se encuentra integrada en una de las rutas de bombos que rodean Tomelloso.
Historia
Bombo es el nombre que recibe una construcción rural tradicional concebida especialmente para alojar en ella a pastores y labradores, junto con sus animales de labor y sus aperos de labranza (utensilios). Es una denominación habitual en la localidad de Tomelloso, así como en Socuéllamos, en Villarrobledo, en el Provencio y alrededores.
Servía como refugio de los trabajadores del campo durante la época de las faenas agrícolas y pastoriles. En muchos casos era vivienda para todo el año ya que muchas de estas faenas no tenían fin a lo largo de las cuatro estaciones. En otros casos la permanencia era de algunas semanas.
Datan de la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de la extensión del cultivo de la vid (zona de gran producción vinícola), y desde entonces han estado en uso hasta la actualidad, aunque en menor medida, pero resisten los avances evolutivos de la arquitectura, perviviendo como una reminiscencia viva del mundo rural.
Un bombo es una construcción de planta circular o elíptica. Se construye mediante la técnica conocida en arquitectura como piedra seca o por aproximación o superposición de hiladas de lajas, todo ello sin utilizar argamasa que una las lajas de piedra superpuestas, de ahí su denominación como técnica de la piedra seca. Sobre esta estructura circular se levanta una falsa cúpula también mediante la misma técnica, en algunos casos podía cubrirse ésta con paja. Su interior es amplio, dependiendo de la utilidad del Bombo, si iba a ser usado como refugio con carácter “puntual” o como espacio habitacional familiar; en cualquier caso, la arquitectura disponía de una cocina y chimenea para el fuego, para calentar el espacio como para cocina; poyos para descansar, hornacinas que se utilizaban como alacenas para almacenar alimentos, camastros con base de piedra; los aperos de labranza colgaban de unos ganchos colocados en las pareces y en la cúpula; finalmente la zona de cuadra donde se guardaban los animales que también proporcionaban calor a la estancia.
En Tomelloso existe un museo llamado Museo del Carro donde se expone una muestra de aperos y demás enseres usados tradicionalmente en el campo manchego para las faenas agrícolas. En un espacio exterior puede verse por dentro y por fuera un ejemplar de estos bombos, construido a finales del siglo XX (1968-1970) por Pablo Moreno Muñoz, más conocido por Cota, maestro en el arte de levantar este tipo de construcciones, y dos peones ayudantes.
