El Castillo de Peñarroya, está situado en la localidad de Argamasilla de Alba, junto al Pantano del mismo nombre. Es una fortaleza medieval del s. XIII que perteneció a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, en cuyo interior se encuentra la Ermita-Santuario de la Virgen de Peñarroya, con un interesante retablo churrigueresco.
Fortaleza medieval cuyo nombre proviene de su propio emplazamiento sobre una peña “roya” -roja o rubia, según opinión-, que domina un desfiladero por el que discurre el Río Guadiana.
El castillo fue, en origen, un fuerte musulmán que pasó en 1215 a manos cristianas, a la Orden de San Juan. A raíz de la toma de la fortaleza se encontró la imagen de Nuestra Señora de Peñarroya, venerada desde entonces por los vecinos de Argamasilla de Alba y La Solana, que comparten la Patrona.
Se trata de una fortaleza de tipo mixto al poseer defensas de tipo natural en los frentes sur y oeste, constituidas por un acantilado y artificial en sus lados norte y este, constituida por un doble recinto amurallado con foso seco.
Entre los principales elementos que lo componen podemos destacar, en el exterior: el camino de acceso medieval, el humilladero y un foso seco. En el interior: antemuralla, liza, muralla medieval principal, torre del homenaje, ermita del s. XVII, patio de armas, ermita del Despeñadero, y aljibe medieval y estancia medieval.
Ermita-Santuario
La Ermita-Santuario de la Virgen de Peñarroya, situada en el frente septentrional, fue en un primer momento una capilla del interior del Castillo, para el culto y las oraciones de los moradores, y sobre ella se construyó en los siglos XVII y XVIII el actual santuario.
De ella destacan el Camarín de la Virgen, con una completa decoración pictórica y copias de pinturas de Murillo y Rafael, el coro y un retablo churrigueresco, con dos pares de columnas salomónicas, y una hornacina central donde se encuentra la Sagrada Imagen durante el período de estancia en este Castillo-Santuario.